CEA-
Gunter Pauli es el creador de
Ecover,
una empresa ecológica pionera considerada modelo mundial, y defensor de
una economía “verde” durante 35 años de su vida profesional. Sin
embargo, este economista y emprendedor belga piensa ahora que la
economía “verde” solo es para ricos y no es sostenible. Por eso propone
“La Economía Azul”,
inspirada en la Tierra, para crear buenos productos para todos basados
en la naturaleza y en la ciencia. En 1994, Pauli puso en marcha
ZERI (Iniciativa e Investigación de Emisiones Cero), una red global para extender sus ideas. Desde entonces, ha creado
50.000 empleos y más de 1.500 empresas,
con
proyectos como el cultivo de hongos comestibles de alta calidad con
desechos de café (también en España), detergentes biodegradables con
restos de cáscaras de naranja o la transformación de gasolineras en
estaciones de recarga
para vehículos eléctricos. Pauli estima que, con esta nueva visión, los
consumidores podrán recuperar su capacidad de decidir qué quieren y
cambiar el actual modo de producción mundial, que genera grandes
cantidades de basura,
desempleo y gobiernos en quiebra.
¿Cómo se pueden hacer productos buenos para la salud y el medio ambiente, baratos y competitivos?
“Es un engaño pensar que con la compra de algo que parece verde cambiemos el futuro del mundo”
La práctica lo demuestra. El desecho del
café sirve para cultivar hongos tropicales. El coste es bajo porque la
materia prima se paga por recibirla. Además, se esteriliza al exponerla a
vapor y agua hervida, de forma que se producen hongos a precios más
competitivos que los chinos. Así organizamos todo en un sistema que hace
una cascada de nutrientes, materia y energía y elimina lo innecesario.
¿Estamos a tiempo de salvar el planeta y a nosotros mismos?
Las sociedades han tenido a través de la
historia dos maneras de cambiar: una crisis, como la guerra o una
epidemia, o la creación de una nueva visión compartida. El problema es
que parece que estamos rodeados de múltiples crisis y, por eso, dejamos
las soluciones a los expertos. Pero la crisis está en cada hogar, donde
hay desempleo, donde hay un ambiente insano por los tóxicos que
integramos en nuestra vida diaria y que de forma aislada no serían un
problema, pero en su conjunto estresan nuestro sistema inmunológico. El
consumidor tiene que recuperar su capacidad de decidir lo que quiere,
crear el ambiente donde prefiere vivir, responder a las necesidades
básicas para el agua, alimentos, vivienda, salud, energía y trabajo. Con
esta nueva visión podríamos cambiar.
¿Dónde está la diferencia entre
tomar medidas favorables para el medio ambiente y una campaña de
marketing que solo quiere aprovechar la creciente concienciación de los
consumidores?
Es un engaño pensar que con la compra de
algo que parece verde cambiemos el futuro del mundo. En Ecover no sabía
que el éxito de un producto biodegradable destruyó un millón de
hectáreas de bosque tropical en Indonesia. La biodegradabilidad no
siempre llega a la sostenibilidad. Necesitamos el diseño de verdaderos
productos sostenibles.
¿Como cuáles?
No me interesa una batería con etiqueta
verde. Contaminar menos también es contaminar. Un ladrón que roba menos,
¡roba! La única solución es un aparato electrónico móvil sin batería.
La tecnología existe, aplicada, barata y competitiva, como lo he
descrito en mi página web
Blue Economy.
¿Por qué no se hace?
La industria argumenta que no es
factible. Todas las empresas de electrónica viven de la venta de
baterías. ¿Quién quiere perder el potencial de venta de 40.000 millones
de baterías en una época de crisis? Por eso necesitamos emprendedores
que cambien las reglas del juego.
Usted plantea con ZERI no solo una forma de crear empresas, sino también una forma de vida y de educar. ¿En qué consiste?
“El concepto de basura no existe en la naturaleza”
Todo cambio empieza con los niños, hasta
con el niño que sigue vivo en los adultos. Cualquier proyecto que
propongo tiene una base científica sólida, no son una fantasía. Diseñé
un sistema de aprendizaje, a base de fábulas, que lleva el conocimiento
básico a todos, no a los sabios, y así entendemos mejor los elementos de
la vida actual que podemos cambiar de manera fácil, cómo y por qué. El
Gobierno chino ha aprobado el uso de mis fábulas en todos los colegios
del país. Con un consumidor mejor informado, un buen fondo científico y
la motivación de realizar el cambio, mucho cambiará.
Cada vez generamos más basura y, con ello, un importante problema medioambiental.
El concepto de basura no existe en la
naturaleza. El único ser vivo en la Tierra que produce algo que nadie
desea es el humano. ¿Y nos llamamos Homo sapiens? Hay nuevas técnicas
para reciclar los residuos metálicos, pero los químicos en general y los
farmacéuticos en particular son muy complicados. Ingerimos en varias
ciudades más nicotina por el agua que por el humo de fumadores,
descuadramos nuestros cuerpos con la absorción de hormonas sintéticas
por el agua potable y no por nuestros alimentos, etc. No me preocupo
tanto de los residuos electrónicos, porque hay soluciones, como de los
químicos, porque no hay soluciones ni baratas ni inmediatas.
La globalización tiene una premisa
simple: producir mucho más barato y dar más capacidad de compra al
consumidor. El resultado es que compramos productos altamente
estandarizados, transportados en barcos altamente contaminantes
(contaminan 240 veces más que los 760 millones de coches que hay en el
mundo). Todo el poder de compra se va a China y a otros pocos países
porque no hay más empleo. Se generan productos baratos todo el tiempo y
estresan el mercado de materiales, empezando con el petróleo y la
minería. Incluso peor, consumimos de media el 10% de la materia prima,
el resto es basura. Por eso pienso que la falta de lógica de la
globalización se descubrirá en los próximos años, cuando el 25% de
Europa esté sin empleo, los gobiernos en quiebra y las fábricas
cerradas. Y por eso arrancamos propuestas como la de cultivar en Madrid
hongos comestibles en los desechos de café.
¿Podría aportar más detalles de ese cultivo?
“La falta de lógica de la globalización se descubrirá
cuando el 25% de Europa esté sin empleo, los gobiernos en quiebra y las
fábricas cerradas”
Mejor se lo cuenta Eduardo Ferreira, que
se encarga de ese proyecto: “El proveedor será Starbucks, que convierte
sus residuos contaminantes en materia prima para el cultivo de varias
clases de hongos de excelente calidad. Una vez cosechados, la materia
restante es un magnífico alimento para los animales. Imitamos a la
naturaleza, que no produce residuos, y en la que todo obedece a unos
ciclos que se suceden de forma eficiente”.
Michael y Bill inventaron ese concepto en
mi fábrica Ecover, cuando vinieron en octubre de 1992 a visitar la
primera fábrica sin emisiones, sin basura. Ellos proponen un modelo de
diseño de productos con nuevos procesos manufactureros, y se puede
comprar la franquicia y los derechos de uso. Yo propongo nuevos modelos
de negocios “de código libre”. Ellos contribuyen a mejorar el mundo a su
manera, yo a la mía.
Si este tipo de propuestas
benefician no solo al medio ambiente, sino también a las empresas y å la
economía, ¿por qué no se generalizan?
¿Qué se entiende con “generalizar”? Hoy
tenemos más de 150 nuevos modelos de negocios comprobados e
implementados. A comienzos de 2010, ya teníamos unos 50.000 nuevos
empleos generados y más de 1.500 empresas creadas. No es nada, pero en
tan poco tiempo… Es importante concluir con la frase preferida de mis
fábulas: apenas estamos comenzando.
¿Qué pueden hacer los consumidores?
Lo más importante es exponer a los niños a
la ciencia, fortalecer sus emociones, no convertirles en menos
consumidores, sino en seres humanos, con una pasión por el bienestar de
sí mismos, de la comunidad y del mundo. Insistir en ser creativos,
inventivos con ética, porque en un mundo donde la mitad de los jóvenes
no tienen empleo, son una generación que se siente sin valor, sin uso y
resuelta a vivir en su mundo virtual. Es el desafío más grande que
tenemos como adultos.
http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/energia_y_ciencia/2012/04/21/208913.php