Si la vida cotidiana fuera un auto, la meditación sería una palanca de cambios con la capacidad de bajar la velocidad, para evitar el choque. Cada día,
más gente se da cuenta de que necesita parar un poco, y los datos
subjetivos confirman la tendencia. Juan Mora y Araujo, vicepresidente de
la Fundación El Arte de Vivir, por ejemplo, asegura que “la cantidad de
participantes se ha duplicado año tras año durante los últimos cuatro”.
Germán Martina, presidente de la Asociación Argentina de Meditación
Trascendental, estima en 45 mil las personas que desarrollan esta
práctica. Para Adriana Paoletta, instructora de yoga y docente de
meditación, “en los últimos cinco años se incrementó en el 70%”. Lo
cierto es que fueron 25 mil personas las que participaron de programas
de la Fundación en 2010 y se espera que siga en crecimiento. En todo caso,
crece en todo el país como opción al estrés urbano.
Mariana Spalvieri y Roberto Ricciardi,
técnicos superiores en Dinámica Mental, aportan las épocas con más
afluencia: “En marzo, para incluir la actividad a una rutina saludable y
en agosto y septiembre para sostener el cansancio”. Motivos sobran. “Se
busca un reencuentro consigo mismo, porque en una sociedad tan
tecnificada y llena de ofertas, lo externo aleja del verdadero ser”,
dice Martina. La meditación trascendental es una técnica específica que
intenta llegar a un estado de conciencia pura, “de contacto con la
fuente de toda expresión de inteligencia, energía y motivación”. Es
sencilla, se recomienda realizarla dos veces por día, durante alrededor
de veinte minutos y con los ojos cerrados.
La dicotomía Beatles o Rolling se rompe, precisamente, con la meditación. Tanto Mick Jagger como Paul McCartney son asiduos practicantes; lo mismo que Richard Gere, Jennifer Anniston, Sting y Madonna, entre otras celebrities. Sin embargo, el fenómeno se vuelve demasiado masivo para ser considerado una moda excéntrica.
La dicotomía Beatles o Rolling se rompe, precisamente, con la meditación. Tanto Mick Jagger como Paul McCartney son asiduos practicantes; lo mismo que Richard Gere, Jennifer Anniston, Sting y Madonna, entre otras celebrities. Sin embargo, el fenómeno se vuelve demasiado masivo para ser considerado una moda excéntrica.
Roberto Rosciano se reconoce como un
adicto al trabajo. Tiene 60 años y es contador. Medita desde 2009. Su
exceso laboral le costaba presión alta, cigarrillos y excesos en las
comidas. “Me propuse cambiar mi actitud mental, comenzar la recuperación
corporal y lograr un equilibrio”, contó. “Ya no fumo y aprendí a
controlar mi dieta”, agregó. Desde hace dos meses, Roberto decidió
continuar solo con la meditación para internalizarla.
Efectos. En este sentido, Spalvieri
coincidió en que la gente se propone “reducir los niveles de estrés,
miedos y angustia”. De lo que se trata es de “poner en movimiento la
mente, que es cuerpo, emociones, sentimientos y espiritualidad para
luego actuar sanamente”, explicó. Adriana Paoletta la define como
“autoconocimiento y liberación, porque se abre lo que está cerrado por
el condicionamiento de nuestros recuerdos y pensamientos”.
“Es desatar el nudo del mundo interior de
cada uno”, describe Viviana Ribeira, ama de casa de 50 años, operada de
un cáncer de tiroides que la había deprimido muchísimo. También es
terapia: “En una meditación tuve una visión de mi madre, que murió a mis
cinco años, y eso me ayudó a elaborar el duelo”, relata. Asistía a los
talleres gratuitos del hospital Alvarez que fueron cerrados, por lo
tanto, ahora medita en su casa.
“Muchos vienen para encontrar paz
interior o porque siempre quisieron meditar y nunca supieron cómo”,
señaló Mora y Araujo. “Todos queremos una vida plena y cuando la mente
se aquieta podemos disfrutar el lugar en que estamos en el presente”.
Eso pretendía Alejandra Vitale, psicóloga, cuando se inició hace un año y medio: “Hago análisis, pero deseaba algo que no fuera tan racional, que me conectara con lo emocional”. Detalló los “muchos beneficios” que obtiene: relajación, seguridad, mejor estado anímico.
Eso pretendía Alejandra Vitale, psicóloga, cuando se inició hace un año y medio: “Hago análisis, pero deseaba algo que no fuera tan racional, que me conectara con lo emocional”. Detalló los “muchos beneficios” que obtiene: relajación, seguridad, mejor estado anímico.
“Es una experiencia en la que ninguna
cosa te desconcentra, prestás mucha atención a la respiración y cuando
llegás a ese estado, sentís el silencio puro”, resume Joaquín, de 12
años.
La meditación es apta para todo público, con matices. “Practicamos formas de concentración en los chicos, para mejorar su empatía, el autocontrol, valores positivos”, señaló Paoletta. “Los guiamos hacia su hogar interior”, agregó.
La meditación es apta para todo público, con matices. “Practicamos formas de concentración en los chicos, para mejorar su empatía, el autocontrol, valores positivos”, señaló Paoletta. “Los guiamos hacia su hogar interior”, agregó.
Como su hermano mellizo, Gabriel está
preparando el ingreso del Nacional Buenos Aires y juega al básquet. Su
sensación: “Estás con la mente en blanco, no escuchás los ruidos ni
sentís lo que te perturba”. Gabriel agrega: “Te relajás y decís uauuu,
nunca me había pasado esto”. Para conducir la propia vida, nada mejor
que saber cuándo frenar.
http://www.perfil.com/ediciones/2011/10/edicion_617/contenidos/noticia_0056.html
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